En Caperucita roja la ilustración se convierte en la única herramienta para contar la historia, fomentando la interpretación del lector, ya sea niño o adulto. El cuento no se agota, cada lectura supone una nueva versión de este cuento clásico. Caperucita no es más que un pretexto para hablarnos de nuestros miedos y de cómo enfrentarlos. Imágenes con una enorme carga expresiva que hablan por si mismas. Sin necesidad de texto que las acompañen. Magnífico cuento que nos ofrece a todos(mayores y pequeños) múltiples lecturas.