De una manera sencilla y visual, este libro propone una reflexión sobre el tiempo: se trata de abrir ojos y orejas para percibir las distintas manifestaciones de plantas, animales, del viento y de los más variados fenómenos, como un gran sinfonía. El día se convierte entonces en un universo que se organiza siguiendo la reglas de la música y lo podemos vivir sumergidos en la riqueza de sus ritmos, en la construcción de acordes y melodías en las que caben los pájaros, el zorro, la rana, así como el cielo sereno y la tempestad.